Una sigla es una palabra que se forma con las letras iniciales de una frase o de una expresión.
Escritura de la sigla
Las reglas que atañen a la escritura de los grafemas de una sigla son flexibles, porque reflejan el avance del proceso de incorporación de la sigla al lenguaje habitual.
Cuando se compone la sigla, aunque las iniciales de los términos originales lleven acento la sigla nunca la lleva, al contrario que las abreviaturas, puesto que su pronunciación es nueva, y por ello también la silaba tónica. Tampoco deben tildarse las siglas que, de ser vocablos ordinarios, deberían acentuarse gráficamente según las normas y convenciones vigentes, como CIA, cuya I intermedia debería tildarse de no tratarse de una sigla.
Las siglas que constan de dos palabras en plural suelen escribirse con iniciales dobles. Por ejemplo, "estado unido (EU)" en plural pasa a ser "Estados unidos (EE. UU.)", y "padre de familia (PF)" pasa a ser "padres de familia (PPFF)".
En general una sigla se escribe con mayúsculas, mientras que siglas muy usadas se han incluido como nombre común en los diccionarios (uci, ‘unidad de cuidados intensivos’).
Las siglas que se pronuncian como se escriben, esto es, los acrónimos, se escriben solo con la inicial mayúscula si se trata de nombres propios y tienen más de cuatro letras (Unicef, Unesco).
Pronunciación de la sigla
Las siglas y sigloides trascienden el lenguaje escrito, es decir, siempre se pueden pronunciar siguiendo su escritura. Por ejemplo, podemos leer ovni pronunciando la sigla, [ov-ni], o desarrollándola (objeto-volador-no-identificado).
Sin contar la pronunciación de la expresión desarrollada, que no es sigla, las siglas tienen dos modos de pronunciación: deletreo y silábica. El deletreo es sencillamente pronunciar el nombre de cada letra (o grafema): ONG (o-ene-ge). La pronunciación silábica es la que lee la sigla como una palabra: JASP (jasp). Esta última surge automáticamente siempre que el hablante sea capaz de pronunciarla según la fonética de su lengua, lo que produce una «sensación de familiaridad». Por ello, procurando que el hablante se sienta cómodo, se crean los sigloides, que integran grafemas con el objetivo de facilitar la pronunciación y evitar el deletreo, deformando el concepto de sigla.
Esta distinción entre pronunciaciones ha llevado a algunos lingüistas a hablar de siglas silábicas (JASP, jasp) y siglas consonánticas (ONG, oenegé), aunque sigue habiendo otros que prefieren recurrir a la palabra «acrónimo» considerando:
- literación (ONG, lectura deletreada, traduciendo el concepto inglés initialism) y
- acrónimo (JASP, pronunciado como una palabra).
La palabra «acrónimo» es de significado sorprendentemente equívoco por la importación solapada de conceptos extranjeros.
La abreviatura es la representación gráfica reducida de una palabra o grupo de palabras, obtenida por la eliminación de algunas de las letras o silabas de su escritura completa y que siempre se cierra con un punto.
Métodos para abreviar
Habitualmente se conocen dos formas de abreviación: truncamiento y contracción. La primera implica la eliminación de la parte final o al inicio de la palabra (por ejemplo, av. por avenida o c. por calle). Las abreviaturas obtenidas por truncamiento nunca pueden terminar en vocal (por ejemplo, aunque en inglés es muy habitual, la abreviación ave. por avenida es incorrecta en castellano). En la construcción de abreviaturas por contracción se eliminan las letras centrales de la palabra y se dejan solo las letras más representativas (por ejemplo, avda. por avenida o cl. por calle). En este segundo método, es habitual el uso de una letra o letras finales voladas (por ejemplo, adm.or por administrador o n.o por número). Estas letras voladas pueden escribirse subrayadas o sin subrayar. Tradicionalmente el punto abreviativo puede reemplazarse por una subraya especialmente en escritura manuscrita. Letras voladas subrayadas se consideran arcaicas en tipografía actual y se tiende a prescindir de este subrayado.
La norma de la Real Academia Española (RAE) es que las abreviaturas siempre finalizan en un punto, a excepción de los símbolos que no son abreviaturas, aunque se confundan a menudo y las siglas.
Uso de las abreviaturas
Según la Real Academia Española (RAE), su uso no debe ser indiscriminado y debe ser eficaz. Por ejemplo, cualquier abreviatura debe suprimir al menos dos letras de la palabra abreviada, aunque hay algunas abreviaturas de uso general que no cumplen esta norma. Tampoco es adecuado utilizarlas con cantidades cuando estas están expresadas en letra. Por ejemplo, es incorrecto escribir cincuenta eur.; es más adecuado utilizar la palabra completa: cincuenta euros. Otra norma de estilo consiste en no utilizar abreviaturas de tratamiento cuando la palabra abreviada no precede al nombre propio. Por ejemplo, es incorrecto su uso en ... un Sr. estaba..., siendo en este caso necesario el uso de la forma no abreviada. Esta norma también es aplicable al uso de abreviaturas que se refieren al tipo de vía.